viernes, 17 de abril de 2009

RELOJES

Un fama tenía un reloj de pared y todas las semanas le daba cuerda CON GRAN CUIDADO. Pasó un cronopio y al verlo se puso a reír, fue a su casa e inventó el reloj-alcachofa a alcaucil, que de una y otra manera puede y debe decirse.El reloj alcaucil de este cronopio es un alcaucil de la gran especie, sujeto por el tallo a un agujero de la pared. Las innumerables hojas del alcaucil marcan la hora presente y además todas las horas, de modo que el cronopio no hace más que sacarle una hoja y ya sabe una hora. Como las va sacando de izquierda a derecha, siempre la hoja da la hora justa, y cada día el cronopio empieza a sacar una nueva vuelta de hojas. Al llegar al corazón el tiempo no puede ya medirse, y en la infinita rosa violeta del centro el cronopio encuentra un gran contento, entonces se la come con aceite, vinagre y sal, y pone otro reloj en el agujero.

4 comentarios:

  1. esta bacano el cuento y ya s ele haya mas relacion con las ilustraciones

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  2. el tiempo juega abzurdamente con nostros muy bueno me encanto!!!;)

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  3. pues la verdad esta interesante, los relojes han evolucionado de muchas formas y para el gusto del ser humano,se adecuan a las preferencias de cada quien tan simples y utiles , sin ellos no existiria un tiempo ni un espacio, indispensables para ubicarnos en la rutina es interesante ver como relaciona un simple objeto con las reaciones y sensaciones que produce lo grafico y obserbable ante la vista de el ser humano

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  4. todo se puede remplazar ¡¡¡¡¡ hasta el tiempo espera ...

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