Inventaron un cristal que dejaba pasar las moscas. La mosca venía empujaba un poco con la cabeza y, pop, ya estaba del otro lado. Alegría enormísima de la mosca. Todo lo arruinó un sabio húngaro al descubrir que la mosca podía entrar pero no salir, o viceversa a causa de no se sabe que macana en la flexibilidad de las fibras de este cristal, que era muy fibroso. En seguida inventaron el cazamoscas con un terrón de azúcar dentro, y muchas moscas morían desesperadas. Así acabó toda posible confraternidad con estos animales dignos de mejor suerte.
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Jeje, interesante texto sobre las moscas, que surioso, no sabia que había sido asi, jeje...
ResponderEliminarbn
ResponderEliminaruuuuuyyyyyy.... yo odio las moscas... pero ps viéndolo desde tu punto... ps como ke lo reconsidero... ahora me siento nazi de moscas xD
ResponderEliminarestan destinados a fastidiar ¡¡¡
ResponderEliminarcon su zzzzzz